La historia de Lomas de Cuernavaca y su Iglesia

Por: Carlos Lavin Figueroa

Para la década de los años cincuenta -1954- Raúl A. Basurto y su hijo Raúl J. Basurto, tenían ya el proyecto para desarrollar un fraccionamiento de lujo al que, aunque quedaba fuera del municipio, le llamarían Lomas de Cuernavaca. Para ese propósito, Basurto había adquirido los terrenos que en los años treinta eran parte del Rancho Tingüindin –lugar de adoración- propiedad del presidente Lázaro Cárdenas, dentro del cual tenía su casa y granja Palmira, hoy internado, nombre que el General le puso en recuerdo de su pequeña hija recién fallecida. Asociándose con José de la Lama, es como surge esa urbanización, y Basurto dona un terreno en la cumbre de la loma más alta para construir ahí la Capilla Abierta de San José, nombre que se le pone en honor de José de la Lama pero conocida popularmente como Iglesia de Palmira.

 


De la Lama, miembro de una prominente familia de la aristocracia porfiriana, es quien elabora el desarrollo urbano integral de todo el fraccionamiento. Fue el creador del condominio horizontal con un club para socializar, y lo inició precisamente en Lomas de Cuernavaca. Era dueño del Parque de la Lama en Ciudad de México que le compra don Manuel Suarez y Suarez para construir el hasta ahora conocido como Hotel de México. De La Lama & Basurto S.A. era la empresa que ya había desarrollado diversas urbanizaciones en Ciudad de México, habían sido los fraccionadores de colonias como La Condesa, Lomas de Chapultepec, la primera ampliación de la Roma, y al sur de la ciudad el exclusivo fraccionamiento del Jockey Club, y aprovechando la ampliación del Paseo de la Reforma hacia el poniente, urbanizan Polanco en los inmensos baldíos que pertenecían a la Hacienda de San Juan de Dios de los Morales, terrenos donde en el siglo XVI, Hernán Cortés había sembrado morales –plantíos de moreras- para la producción del gusano de la seda. En ese entonces, Polanco se ofrecía como un exclusivo lugar de paz y tranquilidad con todos los servicios como iglesias, parques, mercados, grandes avenidas, pero apartado de la bulliciosa gran ciudad.


Las construcciones de Lomas de Cuernavaca las realizó el arquitecto español Félix Candela, él fue quien en 1939 trajo a Cuernavaca -y aquí mejoró- la técnica constructiva conocida como Techos de Cascarón -inspirado en la cascara de una naranja recortadacomo el de la iglesia de Palmira que en lo alto luce esplendorosa, con una impresionante vista de la ciudad y el Valle de Cuernavaca.

 

Durante su construcción, esta gran obra, que fue de los primeros ensayos, se derrumbó parcialmente, la que Candela volvió a levantar por su cuenta. En la principal avenida, llamada Paseo de la Reforma -emulando a la de la Ciudad de México- se encuentra también la estructura conocida como Fuente de los Abanicos y enfrente un centro comercial que no prosperó, donde hoy está una universidad.

 

En el acceso, está la Glorieta de La Luna con el mural de mosaico veneciano del pintor José García Narezo, que destaca por su gran colorido, recordando al paradisiaco Cuernavaca.

En el gran camellón escultórico del Paseo de la Reforma destacan numerosas formas recubiertas en mosaico de cerámicas rotas al estilo Gaudí con diversas representaciones, cuyo diseño lo hizo Candela representando en una parte el Universo con los astros, conocidos popularmente como Las Bolas, además de otras formas como dragones y los signos del zodiaco.

 

 
Las grandes Bolas eran la novedad donde jugueteaban los niños. En los años sesenta las familias cuernavacenses, asistían a la Iglesia de Palmira, refrescándose a la salida con los conos de frutas que el famoso Pichirilo ofrecía en su carrito rodante, era el lugar de paseos domingueros y todavía.
Se construyó también el arco que indicaba el camino al fraccionamiento que todavía se encuentra en El Polvorín. Por esos años, en Tequesquitengo, Rosell creó la “Fuente de las mariposas”, escultura de similar estructura que sirve de acceso al circuito del lago. Mas abajo, en el acceso y junto al rio, estaba una gran jaula con diversas variedades de guacamayas, por lo que así era conocido ese lugar, donde aún se encuentra una escultura monumental de la cabeza de esa ave que fue rescatada cuando hace unos años la iban a retirar, no se supo cuál sería su destino.
   
Por separado, de la Lama compró los terrenos abajo y al sur del fraccionamiento y realizó por su cuenta uno menor donde se encuentran unas bancas y unas monumentales figuras humanas conocidas como Las muñecas, obras de Candela de las que todavía se encuentran algunas, como también diseño una del mismo estilo pero masculina que se encontraba afuera del Salón de los Relojes del Hotel Casino de la Selva, este, también con el estilo de Techo de Cascaron que se demolió cuando tristemente se vendió ese icónico hotel para convertirlo en un centro comercial con dos grandes tiendas, salón que fue reconstruido de nueva cuenta ante las protestas de los cuernavacenses. Del mismo estilo, época y también diseños de Candela eran los búngalos de ese hotel.
Con el tiempo el empresario Reynaldo Reyes Retana, amigo de Basurto pidió a su también amigo el entonces gobernador Armando León Bejarano abrir un camino más corto al fraccionamiento que sustituyera al del Polvorín y así evitar una gran vuelta y pasar por una zona popular. Esa calle, es la que va del Internado Palmira a Las Guacamayas, y por tal, tiene el nombre de Gloria Almada de Bejarano.

 

 
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